Guía para migrar tu infraestructura a la nube: Beneficios y estrategias

 

La nube es sin duda la opción preferida de las empresas para montar su infraestructura. De acuerdo a datos del estudio “The Cloud in 2021: Adoption Continue”, de O’Reilly, el 90% de quienes participaron declararon que su empresa usa la nube. Dos tercios (67%) indicó que su compañía usaba una nube pública para todas o algunas de sus necesidades, 56% dijo que tenían una cloud privada y 55% aseguró que usaban infraestructura on-premise. 
El mismo estudio señala que 48% de quienes respondieron aseguraron que planean llevar 50% o más de sus aplicaciones a la nube dentro de un año y el 20% planea migrar todas sus aplicaciones. 

El compromiso con la nube es tal que el 30% de quienes respondieron afirmaron que su empresa es “cloud native”, 16% comunicó que lo serían en menos de 2 años y 20% en 3 años o más. Un 33% aseguró que en su empresa no había planes de ser  “cloud native”. Y solo 5% dijo que estaban en un proceso de “repatriación” o de devolver aplicaciones desde la nube a infraestructura on-premise. 

 

Nueva llamada a la acción

Las razones de esta creciente preferencia por la cloud son múltiples: menores costos, flexibilidad, reducción de los tiempos necesarios para tener los desarrollos en producción, altos estándares de seguridad, entre otras.

 

La migración puede llegar a ser un proceso bastante complejo. Conscientes de eso, los principales proveedores de cloud desarrollaron guías para ordenar y facilitar este proceso, y crearon una red de partners para apoyar a las empresas en este desafío, entre los cuales se encuentra Acid Labs.

Consejos de quienes más saben

 

Gracias a una larga experiencia en procesos de migración, gigantes de la cloud como AWS, Google Cloud Platform y Azure, publicaron guías para ordenar y facilitar esta labor.

 

AWS ofrece más de 180 guías para la migración en su sección AWS Prescriptive Guidance, las que abordan desde la evaluación de la cartera de aplicaciones hasta cómo llevar a la nube cada uno de los elementos de nuestra infraestructura y aplicaciones. Google Cloud tiene todos sus consejos concentrados en “Migración a Google Cloud”, mientras que Azure ofrece su “Cloud migration in the Cloud Adoption Framework”.

 

El primer paso consiste en evaluar la madurez de tu organización con respecto a la adopción de tecnologías de nube. Un punto no menor, ya que no basta con mover las aplicaciones a la nube, sino que también el equipo de la empresa y sus procesos deben estar preparados para ello. Y esa preparación debe aumentar en la medida que buscamos sacar mayor provecho a nuestro uso de la nube. Para evaluar esa preparación Google, por ejemplo, ofrece su “​​Marco de trabajo para la adopción de Google Cloud”, con un test en línea. 

 

Ya teniendo claro si estamos listos para la nube, en general se aconseja partir por evaluar, para luego definir un plan, desplegar y optimizar. 

 

Este diagrama de AWS permite comprender a grandes rasgos las distintas etapas de un proceso de migración.

 

Mapeando el desafío 

 

La evaluación comienza de lo macro a lo micro. Hay una fase de “descubrimiento” de lo que es el portafolio. En esta etapa se hace un inventario de las aplicaciones, sus dependencias, y la infraestructura con la que se cuenta, comenzando por datos básicos. Por ejemplo, se identifican las aplicaciones, qué tan críticas son, si son internas o comerciales, si están en desarrollo o producción, etcétera. Los proveedores ofrecen tablas pre armadas que te facilitan esta labor. 

Una de las tablas que presenta AWS para evaluar el portafolio de aplicaciones de la empresa. 

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Paralelamente es importante tener muy claro qué impulsó a la empresa a optar por la nube, los resultados esperados, los objetivos y principios técnicos rectores. De esa forma se podrá definir qué se migrará y cómo se migrará. 

 

Para poder definir una estrategia de migración hay que establecer criterios para priorizar las cargas de trabajo (que pueden evolucionar a medida que avanza la evaluación y planeación). Inicialmente estos criterios dan prioridad a cargas de trabajo de bajo riesgo y baja complejidad (con una pequeña cantidad de dependencias, que se ejecutan en una infraestructura compatible con la nube y desde entornos que no son de producción). Estas cargas de trabajo son buenas candidatas para servir como pilotos de migración y brindan a los equipos la oportunidad de adquirir experiencia. 

 

Es relevante analizar los costos de la actual infraestructura y poder compararla con el costo de la infraestructura en la nube. Si la empresa usa un datacenter propio hay que considerar sus gastos operativos. Adicionalmente se puede desarrollar un caso de negocio más profundo, con VAN, ROI, etcétera. 

 

En esta tarea nos pueden ayudar las calculadoras que ofrecen AWS, Google Cloud y Azure, y herramientas como Migration Evaluator de AWS. 

 

Las 7 Rs

 

Dentro de la primera etapa de evaluación es ideal armar un modelo para definir el tipo de estrategia de migración que se usará para las aplicaciones, sus componentes y a la infraestructura asociada. 

 

Cada proveedor tiene su propio listado de estrategias, pero como es de esperar, varias de ellas coinciden. AWS es el que presenta el listado más extenso y que denomina como las 7 Rs: retire, retain, relocate, rehost, repurchase, replatform y refactor/re-architect.

 

- “Retire” y “retain” aluden a aplicaciones que no se pueden migrar. En el caso de “retire”, sencillamente se da de baja una aplicación que ya no se necesita. Y “retain” es una estrategia que se utiliza para aplicaciones que no se pueden retirar y deben seguir funcionando en su marco existente.

- “Relocate” implica migrar cargas de trabajo sin afectar las operaciones en curso, reescribir el código fuente de la aplicación o adquirir nuevo hardware. Con esta estrategia una empresa puede migrar una colección de servidores o contenedores desde una plataforma on-premise, como Kubernetes o VMware, a la versión en la cloud de AWS de la misma plataforma (como AWS Elastic Kubernetes Service).

- “Lift-and-shift” o “rehost” se trata de mover las cargas de trabajo de un entorno de origen a un entorno de destino con cero o pocas modificaciones y refactorizaciones. Son migraciones más sencillas de realizar, pero implica que las aplicaciones no aprovecharán al máximo la nube.

- “Repurchase” consiste en pasar a un producto diferente, normalmente de una licencia tradicional a un modelo SaaS. Ejemplo: Migrar el CRM a Salesforce.

- La estrategia de migración “replatform”, también llamada “mejorar y mover”, implica modernizar la aplicación mientras se migra, para aprovechar las capacidades nativas de la nube (y no solo para que funcionen en el entorno nuevo). Esta opción requiere más tiempo para finalizar la migración.

- Y “refactor/re-architect”, también llamada “quitar y reemplazar”, es una estrategia en la cual volvemos a diseñar y reescribir la aplicación para que sea una app completamente nativa de la nube. Por ejemplo, si tenemos una aplicación monolítica, podemos llevarla a una arquitectura de microservicios. 

 

El modelo para decidir cuál de estas estrategias de migración utilizar es un diagrama de árbol de decisión, en el que definimos los factores claves (los nodos). Este árbol debe basarse en aquellos motivadores qué impulsaron a la empresa a optar por la nube. Factores pueden ser preguntas como ¿hay desarrollos en curso?, ¿es una aplicación estratégica?, ¿sus licencias son soportadas en la cloud?

 

De acuerdo a Azure, en una adopción inicial de la cloud, lo común es que las empresas den de baja el 35% de sus aplicaciones, hagan “repurchase” o reemplacen por Saas el 15% y migren el 50% solo con las modificaciones necesarias (replatform y rehost). 

 

Una evaluación detallada

 

Luego de realizado el mapeo, se pasa a una segunda etapa en la cual nuestra evaluación se profundiza y empezamos a tomar definiciones. 

 

De partida se debe recolectar más información sobre las aplicaciones que se pueden mover a corto plazo y sus componentes (número de usuarios de las aplicaciones, su localización, los sistemas de monitoreo, etcétera). Además, se documenta el diseño inicial de la arquitectura de destino, se define la posible estrategia de migración para esas primeras aplicaciones (7 Rs), las herramientas a usar, se revisan los requisitos funcionales y no funcionales para la aplicación (seguridad, infraestructura, etcétera) y se determinan los riesgos y los problemas que podrían aparecer durante la migración. 

 

En esta etapa, ya se empieza a definir qué tipo de estrategia de migración se ocupará para las aplicaciones e infraestructuras, basándose en el árbol de decisión desarrollado en la etapa previa. 

 

La planificación

 

A estas alturas ya se requiere tener información bastante detallada de las aplicaciones a migrar y la infraestructura asociada, el alcance de la migración, las dependencias técnicas y la estrategia de migración, así como un caso de negocios bien detallado.

 

Es ideal volver a iterar el árbol de decisión de las estrategias de migración y en base a ello  definir una estrategia de migración (una de las 7 Rs) para cada componente de una aplicación y de la infraestructura de la aplicación. 

 

Con toda esta información ya se puede armar un plan de olas de migración. Para crear planes a largo plazo, el orden en que se migran las aplicaciones debe alinearse con los motivantes comerciales (por ejemplo, bajar costos). Los criterios de priorización son sumamente relevantes para organizar las olas, pero también hay que considerar las dependencias y otros factores, como los ambientes de las aplicaciones (desarrollo, QA, producción, etc) o el tipo de estrategia de migración. Por ejemplo, si un grupo de aplicaciones tienen fuertes dependencias entre sí, es probable que deban ser migradas en conjunto. 

 

Vale destacar que antes de iniciar la migración hay que crear las cuentas en tu proveedor, grupos, configuraciones, acceso a recursos, y aprovisionar y configurar la infraestructura y los servicios de nube que admitirán tus cargas de trabajo (incluyendo la red). Además, se empieza a realizar la migración de las aplicaciones piloto. 

 

Empieza la migración

 

Una vez iniciadas las olas de migración es importante que el plan de oleadas de migración evolucione en base a las lecciones aprendidas y las prioridades comerciales (que pueden cambiar con el tiempo, especialmente si es una migración larga), y que también se vaya actualizando el caso de negocio. 

 

Sin embargo, a estas alturas no solo vas a estar enfocado en la migración. En la medida que ya tengas aplicaciones en la nube comenzarás a evaluar optimizaciones y modernizaciones, ya sea para reducir costos, obtener una mejor performance, incorporar lecciones aprendidas o sacarle el jugo a la nube. Cometido para el cual varias herramientas de los proveedores y sus partners te pueden ser de gran ayuda.

 

Tus socios en la migración

 

Para este proceso siempre puedes contar con empresas que te asesoren y ayuden, como es el caso de Acid Labs. Nuestros equipos cuentan con vasta experiencia en migraciones y transformación digital. 

 

Como indica Alejandra Pinto, Business Unit Manager de Reliable Ecosystems, ”Acid Labs puede apoyar a la empresa en las etapas de evaluación, planificación y migración, abordando el proceso completo o parcialmente. No solo entregamos la asesoría, sino que realizamos todo el trabajo técnico requerido. También proveemos servicios de transformación digital, ya que una migración a la cloud debe idealmente ir acompañada de un cambio cultural en la empresa”.

 

Una vez realizada la migración, Acid Labs ofrece consultorías para realizar optimizaciones, reducir costos y profundizar la adopción de la nube. De esta forma puedes llegar a automatizar buena parte de tus procesos de desarrollo y sacar tus actualizaciones y proyectos rápidamente al mercado.

 

En definitiva, todo el proceso de evaluación, planificación, despliegue y optimización para migrar a la nube y aprovechar sus ventajas puede percibirse como un gran desafío. Sin embargo, los beneficios lo ameritan y con el acompañamiento de un partner puede ser mucho más sencillo.

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